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El Chaco siempre jugo un papel importante en la política departamental, claro ejemplo es que actualmente la principal autoridad electa de Tarija es un Chaqueño y por más que las familias tradicionales de la capital, los Lemas, Paz, Zamora, Lea Plaza, Castellanos, Trigo y uno que otro Oliva hayan hegemonizado que los principales cargos públicos estén blindados, nunca falto un Chaqueño que desde su Chaco o emigrando a la Capital, les peleo fuerte y les arrebato algunos privilegios.
En el capítulo político actual el antagonista Lea Plaza fue sorprendido con perder una pulseada la cual creía ganada únicamente con su rotulo de “señor mayor y de clase alta”, lo sorprendió quien asumió como nuevo personaje protagonista y pareciera haber cometido el pecado más grande de no someterse a la palabra de la política longeva representada por quien hoy resulto al grave herido en esta batalla. Claro que llama la atención que ni siquiera el jefe de Unidos sea tan duro y sea quien se estrelle contra las nuevas camadas, al contrario, la MAE del gobierno departamental actúa sobrio, mesurado y de seguro sería difícil esperar que un chaqueño baya contra su propio Chaco, ahí aplica la frase, “Simio no mata a Simio”.
Alan Barca Herrera, ingeniero comercial de profesión, padre de familia y con apenas 35 años, emerge desde su Carapari, patea el tablero político y se enfoca a trabajar por hacer de su gestión una carta de presentación ante la opinión publica y con el amanecer de su carrera despierta fuertes envidias reflejadas en el accionar cuestionable de un político tradicional que durante más de 20 días, no dejo un día de atacarlo, denigrarlo, ofenderlo e incluso difamarlo y calumniarlo, pero como todos los de su época, pareciera que padecen de amnesia política y más cuando la pelota no cae en su cancha.
